lunes, 15 de noviembre de 2010

Diffused


Estoy en un bosque oscuro, rodeada por cientos de altos árboles que se ciernen sobre mí dispuestos a impedirme la huida. El sol se encuentra prácticamente escondido tras algún montículo, y sus débiles rayos apenas se filtran entre las hojas de las ramas entrelazadas. Sólo se aprecia un tibio resplandor que da un tono verde oscuro al suelo y al mullido techo. No sé a dónde ir. Izquierda o derecha, adelante o atrás, da igual; no hay diferencia entre esos conceptos. Todos llevan al mismo sitio, y todos conducen a ninguna parte. No hay salida. Comienza a hacer viento. No alcanzo a ver el cielo, y no sé si se aproximan nubes de tormenta, aunque la ausencia de seres vivos distintos de las plantas me lleva a pensar que es muy probable. Tengo frío. Ya estoy cansada de correr tratando de escapar, y las piernas ya no me responden. Todo se mantiene en un sombrío e inquietante silencio, que se rompe tras el rugido de un trueno que suena más cercano de lo que esperaba. Junto con la primera gota de lluvia que cae y se desliza por mi frente, yo también me desvanezco, sin llegar a sentir la tierra bajo mi piel.
                                                                                                                      Inma *

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