lunes, 10 de enero de 2011

Let it rain

Era uno de esos días de lluvia que le encantaban en los que si miraba desde el porche o la ventana de su habitación podía ver el campo de espigas de un tono pajizo, y al fondo el cielo gris. Para ella contemplar el horizonte y sentir el aire fresco avecinando tormenta ya suponía un enorme placer, pero hoy había algo más. En concreto, alguien más. Cuando oyó caer las primeras gotas sobre el tejado lo tomó de la mano y bajó con él las escaleras del porche para recibir los primeros a la lluvia. Se abrazaban con pasión, se deseaban. Ella entre sus brazos, y entre los dos, sólo el agua que caía de esas nubes cada vez más negras. Aunque él tiraba de ella para entrar en la casa y guarecerse bajo un techo, ésta se resistía, tratando de llevarlo hacia el lado contrario. Finalmente, él fue quien se dejó llevar, y la persiguió a través del campo de trigo. Juntos se tumbaron entre las altas espigas y se abandonaron a lo que ambos sentían, sin prestar atención a la lluvia, más fuerte y abundante, a los truenos cada vez más cercanos o a la tierra mojada que se convertía en barro bajo ellos. 
¿Amor? Amor por la vida, por ese momento, por la lluvia que recorría sus cuerpos mezclándose con su sudor, por el paisaje que se extendía a su alrededor... No había más amor que ese, tan sólo un inmenso cariño que la confundía terriblemente.  

                                                                                                  Inma *

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