martes, 31 de mayo de 2011

You were there, behind the pain

Esa mañana, como siempre, el sol había salido demasiado temprano. Era demasiado temprano para enfrentarme a la realidad de nuevo. Muy a mi pesar salí de la cama, lo único que me aportaba calidez en los últimos meses. Fuera de ella todo estaba frío. Todo era frío, lejano y distante para mí. Cada cosa estaba ahí, en su lugar correspondiente, y todo parecía encajar menos yo. Me preparé un café, aunque no creía que pudiera calentarme. Salí al jardín y abrí el buzón. Un puñado de facturas, nada más. Antes de entrar, con la taza aún en la mano, me quedé contemplando la calle todavía desierta que se extendía ante mí. Ni un coche pasó, ni siquiera un perro perdido. No se oía un triste pájaro piar. Sentí el frío matutino como si se tratase de la soledad que acechaba tras de mí y se extendía a mi alrededor adueñándose de todo. Con un imperceptible suspiro me giré y entré en casa. Dejé las cartas en el aparador de la entrada, pero una cayó al suelo. Me agaché a recogerla y me quedé paralizada cuando reconocí la letra. Aquella no era una factura, no era una carta oficial. Me senté con las piernas cruzadas y la abrí sin poder contener la emoción, ávida, deseando que contuviera las palabras que tanto había esperado oír de tus labios. Y las leí. Las letras se agolpaban una tras otra inundando mis pupilas, no sabía muy bien lo que estaba leyendo, pero entendía perfectamente lo que esas líneas querían decir. De repente percibí el olor del café y sentí la calidez del sol a través de las delgadas paredes. Volví a sonreír después de mucho tiempo sin encontrar un motivo para hacerlo. El sonido del timbre me asustó. Pero no podía ser... ¿tan pronto? Abrí y me encontré con tus ojos mirándome, tu sonrisa me contagió, e hizo a mis brazos enroscarse en tu cuello, fundiéndonos en el abrazo que me trajo de vuelta a la realidad, recordándome que nunca es demasiado pronto para el sol.
                                                                                                              Inma *


5 comentarios:

  1. conmovedora y esperanzadora está entrada...al final siempre vuelve el sol y la felicidad..
    ains como me gusto la entrada..un besooo

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  2. me encanta el texto ^^
    la verdad que todos nos hemos sentido fuera de sitio en alguna ocasión, que las cosas encajan mejor si tu no estuvieras.
    Saludos!!

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  3. Precioso, sin duda. :)
    Yo también te sigo, es un placer ;)
    Un saludo =)

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  4. Me encanta el cambio que le has dado a la frase, normalmente es siempre nunca es demasiado tarde para... :)
    (y el texto es precioso)

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  5. me encanta tu blog, ultimamente no he tenido tiempo para meterme en ninguno, pero ya es hora :)
    felicidades, es un blog estupendo

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