Por mucho que pensara, no encontraba recuerdos suficientes para llenar dieciocho años, aunque a la vez sentía que había demasiados. En su cerebro se agolpaban sentimientos, emociones, sensaciones, pensamientos, deseos, metas, logros, sueños... todo lo sucedido a lo largo de su vida. Había sentido alegría y felicidad, tristeza, dolor, la pérdida y el encuentro, la emoción de descubrir lo nuevo y el miedo a fallar, se había encontrado vacía y, finalmente, completa, angustiada, renovada. Había experimentado un gran orgullo de sí misma al conseguir sus objetivos, sin embargo, también la decepción. Había amado y la habían amado, había odiado, aunque algo menos, se había compadecido y había sentido desprecio. Se había buscado y empezaba a encontrarse. Por eso los dieciocho no le suponían algo importante, no más que cada año anterior, o cada año que estuviese por venir. Sentía que apenas había empezado a caminar, y sólo sabía que aquel era el camino correcto. Sopló las velas y pidió que ese año fuera aún mejor que el anterior.
Inma *
Debería haber escrito esta entrada el
lunes pasado, pero en fin, demasiadas cosas que hacer y algunos problemillas con el blog :)
Felicidades atrasadas! :)
ResponderEliminarel texto es muy bonito
Muchas gracias :)
ResponderEliminarque lindo! eras tu la cumpleañera?
ResponderEliminarun abrazo!
Saludos!!
Sí! era yo :P
ResponderEliminarme alegro de que te guste :D