jueves, 9 de febrero de 2012

I don't love you like I did yesterday

Where would you go? (click)
Por más que la miraba no la encontraba por ninguna parte, no quedaba ya nada de ella en el fondo de sus pupilas, en el agudo timbre de su voz o en las aletas de su nariz al inspirar ese aire viciado. Ninguno de sus gestos eran los de antes, ni su sonrisa era esa de la que él se había enamorado. Más bien parecía una sombra de lo que había sido, un recuerdo de esos que te retuercen las entrañas, te queman la piel y te atormentan cada noche. Pero ella seguía ahí, como si nada hubiese pasado, aunque con la maleta detrás de la puerta por si la angustia la asfixiaba. Era cierto que había cambiado, ella lo sabía y se daba perfecta cuenta de que él también estaba al tanto, lo notaba en las muecas casi imperceptibles de su boca cada vez que ella lo miraba, porque esa no era su Lucy, porque sus ojos tenían ahora otro color y sus labios estaban siempre fríos como el hielo. Y cada vez que veía la añoranza en los ojos de él, cada vez que veía cómo se tragaba las lágrimas para no hacerle daño, oía un pequeño crujido en su interior, aunque ya no sintiese nada. Su corazón se resquebrajaba, y era invadido por el vacío que se había adueñado de su rostro. Ya ni era capaz de llorar, las saladas lágrimas se habían congelado en su interior. Y de repente, un día, Lucy desapareció. No se despidió. Temía que si lo hacía eso lo destrozaría aún más, y no podía permitir que eso pasase. No se atrevía a verlo morir y sentir que ya le daba igual.
                                                                                                                             Inma*