jueves, 30 de diciembre de 2010

Revenge is sweeter

Notaba sus manos cálidas, sus dedos que apretaban mi cuerpo. Yo continuaba fumando, aparentemente indiferente, pero a la vez sentía un gran placer. Y no precisamente por aquel momento. Podía verle, lo veía a través de aquel que me tocaba, podía ver su cara, lo veía sufrir, casi sentía caer sus lágrimas y cómo se ahogaba en cada suspiro. Esa visión me permitía continuar fingiendo con mi compañero, y hacerle creer que cada jadeo lo producía él.
Y no, no era cruel, ¡no lo era! ¿Por qué tenía yo que ser la mala? Ese sufrimiento no era nada comparado con el que él me había hecho sentir a mí, y sí, disfrutaba con ello.
Acabé el cigarrillo e incrementé el ritmo según pensaba en esto. Ya no me dolía el pecho cuando pensaba en él, ni tampoco me enfurecía; no lo odiaba, tampoco le quería, sólo podía serle indiferente. Gracias a él ya no sentía nada, mi corazón era estéril y se encontraba vacío. Si por ahí se me calificaba de "femme fatale" me daba igual. Lo único que ahora hacía era buscar mi propia felicidad, o al menos un falso bienestar con el que poder joderle todavía más. Lo que más siento es que no puedas verme, pensé, esbozando una amarga e imperceptible sonrisa.

                                                                                                           Inma *

lunes, 27 de diciembre de 2010

My friend, my enemy

              Please, show me what I wanna see

Don't try to find me

All I want it's to get lost in a dense and dark forest...
                       
                                                                                                             Inma *

sábado, 25 de diciembre de 2010

                                                                                 
                                            
FUCK  
            
all those              
  
FAKES

viernes, 17 de diciembre de 2010

I know, but...

Me faltaba la respiración. No podía correr más. Mierda, el ascensor iba demasiado lento. De no haber sido por la maleta, habría subido por la escalera, comiéndome los escalones de tres en tres para llegar lo antes posible. Por fin llegué al tercer piso. La puerta estaba frente a mí, y yo no encontraba las llaves en el interior de mi bolso. De repente, paré en seco. Y lo supe. Dentro ya no había nadie. Pero me quedé parada, normalizando mi respiración. Al rato, ya sin prisa, volví a rebuscar hasta que dí con el llavero del osito. Introducí la llave en la cerradura y la giré. Tras ella sólo había silencio. Caminé lentamente por el pasillo hasta llegar al dormitorio. Mi corazón se encogió al ver la cama desnuda, sin sábanas, las estanterías vacías de fotos o adornos, y el escritorio, siempre lleno a rebosar de libros, papeles, lápices y carboncillos, ahora estaba limpio. Sabía lo que me encontraría, aún así, abrí el armario. Vacío. Cinco o seis perchas en un rincón. Y algo en el fondo. Un sobre. Qué considerado, ironicé para mí. No ponía nada en él que indicase hacia quién iba dirigido, pero sólo podía ser yo. Saqué la carta de su interior.

Sabía que abrirías el armario. Siempre quieres asegurarte.
Sabes que te estuve esperando. Sabes que te quise más que a nadie. Y sabes que yo no tuve la culpa. Sé que no es grato que te lo diga, y me duele herirte, aún me duele, pero sabes que tengo razón. Me he cansado de aguantar tus juegos, de que se rían de mí a mis espaldas y de ser siempre yo quien se arrastre por tí. Se acabó. Sabes que todavía te quiero, y que no será fácil olvidarte, pero quiero hacerlo, de verdad. Todo esto lo sabes, pero parece que se te olvida. Sabes que yo te soy sincero, sin embargo, en cuanto otro te miente diciéndote lo mismo, también le crees, por encima de mí. Sé que me quieres, pero eso no es suficiente. Mientras yo te he dado el cien por cien, tú sólo recibías, y no me entregabas nada a cambio. Sabes que tengo razón. Y también sabías que este día llegaría, que no estaría en esta habitación, igual que yo sabía que volverías. Nos conocemos bien. Tan bien, que sabes que algún día volveré contigo de nuevo, y yo sé que después me volveré a ir. Sabes que todas las cosas están en el trastero, porque pronto habrá que volver a colocarlas en su sitio, No te hagas la sorprendida, en el fondo lo sabías. Sabes tan bien como yo quién sale siempre perdiendo, y quién volverá a perder esta vez. Quiero olvidarte, y esto es verdad, quiero no quererte. De hecho, quiero odiarte. Pero no puedo. Y aunque intente convencerme de ello, cada vez que regreses te volveré a amar. Y así para siempre. Lo sabes. 
Lo único que no sé es cuánto aguantaré esta vez" 
 
Lloré. Lloré porque era cierto. Todo. La culpa era mía, yo era la mala. Le hacía mucho daño queriéndolo, pero no a él sólo. No quise prometerme que esa sería la última vez porque ya lo había hecho muchas veces y al final siempre acababa rompiendo mi promesa. Yo también quería olvidarlo y dejar de hacerle sufrir. Pero tampoco podía. Hice la cama y coloqué todo en su sitio. Para cuando quisiera volver.
Entonces dejé las llaves sobre la cama y me marché. Ya era hora de hacerle feliz.


                                                                                                                              Inma *

lunes, 6 de diciembre de 2010

Impotence


Estos días estoy rara. Salir del ambiente habitual te hace ver las cosas desde una perspectiva diferente. Y ahora siento que esto no es para mí, que yo no pertenezco a este ámbito, que hay algo esperándome fuera de aquí, preparado especialmente para mí, hecho a mi medida. No sé si de verdad siento que ese lugar existe o es la necesidad de escapar la que me hace creer que de verdad eso está por ahí. Pero, aunque me muero por salir a buscarlo, ando un poco perdida, no sé muy bien por dónde empezar. Y esta atmósfera me oprime. Siento cómo me consumo, cómo mis ilusiones van quedando en nada. Ya no sé ni cómo soy, porque me he convertido en lo que todos, en un clon, que no se queja, que no lucha por conseguir lo que de verdad desea, que si no tiene lo que se supone que debería tener, no vale nada. Estoy incómoda, triste, y constantemente sufriendo altibajos emocionales. Un día estoy genial; la chica más feliz del mundo. Al día siguiente soy la peor persona que existe. Me juzgo a cada instante, por si no tuviera suficiente con que lo hagan los demás. Y soy incapaz de demostrar mis emociones, porque me siento débil. Y yo quiero ser fuerte. Enfrentar los problemas de cara, no agachar la cabeza ante nadie, seguir mis propias normas e ir contracorriente. Sufrir y superarlo. Decir abiertamente lo que quiero, y conseguirlo. Hacer que la gente me valore por cómo soy. Ser feliz, pero currármelo. Tener la valentía de intentarlo.
                                                                                                               Inma *

Lust

La tensión era demasiado fuerte. Yo estaba que me subía por las paredes, y más tarde me dí cuenta de que no era la única. Me esfrozaba para que no se me notase, pero a la mínima se me iba la vista hacia él. Sin embargo, pensaba que él ni se había fijado en mí. Fue en el momento en que nos quedamos solos cuando la gota colmó el vaso, saltó la chispa, bueno, más bien, directamente explotó. No sé si fue él quien realizó el primer movimiento o fui yo, ya que mutua e inmediatamente nos seguimos el uno al otro. Pero, ¿cómo se llamaba? Al segundo beso me acordé. "Ah, sí". Memoricé cada lunar de su cuerpo, me aprendí el volumen de cada músculo, seguí el recorrido de las venas de su brazo y el de la línea de su espalda una y mil veces, acompasé el ritmo de su respiración, medí la fuerza de sus movimientos o grabé en mi piel su contacto casi antes de recordar su nombre. Nos complementábamos bien, extraordinariamente bien, mi cuerpo se adaptaba al suyo; encajábamos como en un puzzle, y ambos teníamos la sensación de que el otro era esa persona. Todo iba tan rápido que ni sabía dónde estábamos, nos metimos en el primer cuarto que encontramos en nuestro camino de ropa por el suelo. Pero daba igual. Daba igual el tiempo; que en cualquier momento alguien pudiese volver. Daba igual que prácticamente ni nos conociésemos, porque en breve él sería quien más me conocía. Yo ya no tenía conciencia de fechas ni de medidas, salvo la de la distancia entre él y yo, que, sin embargo, era aún demasiado grande. Por mucho que nos acercásemos, nunca sería suficiente. 
Ese día comprendí que el cielo existe, pero no hace falta morirse para alcanzarlo.


                                                                                                          Inma *

Surrender

¿Por qué lo das todo por sentado? ¿Por qué tienes tan claro que me quedaré aquí sentada, esperándote y viendo cómo el tiempo pasa por mi lado sin esperarme él a mí? ¿Y si ahora cojo todo y me voy? O, mejor, me voy dejando todo aquí. Dejándote mis recuerdos y los tuyos, para que pueda olvidarte, pero tú a mí no. ¿Me echarías de menos si lo hago? Sería una buena lección contra tu prepotencia, que abarca tu vida y la mía, y por una vez serías tú el que sufre. Lo que más rabia me da es saber que tienes razón, que no me iré, que estaré aquí, esperándote, ajena a todo, hasta que seas tú el que decida volver.

                                                           Inma *

Smile to me, please

Una sonrisa. Es todo lo que te pido. Que me regales una sonrisa. Si me lo permites, haré una exigencia; te exijo que la sonrisa sea sincera. Quiero poder ver a través de ella. Y llegar a entender por qué sonríes y por qué no, cuándo fue la última vez que lo hiciste de verdad. No me valen las sonrisas falsas, ni las corteses, que haces por educación. Y mucho menos esas sonrisas vacías, esas que no transmiten nada, porque no hay nada en ellas, porque no contienen nada. Quiero que me sonrías, que sea especialmente a mí, que me la dediques, que esa sonrisa me pertenezca, que le pongas nombre y apellidos. Que pueda guardarla como un recuerdo, como tu último recuerdo. Que sea eterna y dure para siempre.

                                                                                                                     Inma *

Boulevard of Broken Dreams

Ponme la última copa. La última, de verdad. Con esta despejaré mi mente, y el alcohol se llevará todo lo malo. Ya no voy a llorar más si no es de felicidad. No me preocuparé por nada que no tenga solución. Me olvidaré de mis sueños frustrados, de los objetivos que me puse y el destino me impidió conseguir. Voy a aprender a vivir la realidad, y no las esperanzas. Voy a superar las cosas, no a dejarlas guardadas en el cajón del resentimiento. Pero antes, una más. Deja que me regodee aún un poco en mi miseria, para no olvidar nunca por qué llegué hasta aquí.
La última, esta vez en serio.
                                                                                                                    Inma *
                                                                                                                      

Locked

Me miras, pero no me ves. Me oyes, pero no me escuchas. Me tocas, pero no me sientes. Quiero saber qué se esconde tras esa impasible coraza, y ver cómo eres en realidad. Me he cansado de tu careta, esa que queda tan bien ante los demás, pero que pega tan poco con tu cara. ¿De verdad no hay nada tras esos ojos inexpresivos y ese corazón de hielo? ¿Tan vacío estás?
                                                      Inma *

sábado, 4 de diciembre de 2010

Changes

Una calle, de noche, casi desierta, únicamente con las luces de unas farolas. 


Una pareja, de la que sólo se distinguen sus sombras. Una figura masculina, alta, de hombros anchos y pelo corto. La chica, pequeña, delgada, mirando hacia arriba, el pelo largo sobre sus hombros.

Se oye una discusión. Gritos, reprimendas que duelen, exigencias de explicaciones, palabras que hacen mucho daño, amenazas, el atisbo de unas lágrimas que se traga el orgullo, y el distanciamiento inminente.

Silencio.

Y la calle es la misma, las farolas siguen ahí, aún es de noche y todo son simples sombras oscuras y sin color.
Y ella sigue siendo ella, exactamente igual.
Y él también.
Y, sin embargo, ya nada es lo mismo.

                                                                                                             Inma *