martes, 16 de noviembre de 2010

The beginning of the end

Ni un ruido. Ni un sonido. Ni una respiración. Sólo había silencio. Silencio y destrucción. Nada más. Ni siquiera se veían restos de cadáveres. Todo se había reducido a nada, pues ya nada tenía valor. El precio del ser humano estaba pagado. Las consecuencias de la irracionalidad eran visibles, aunque nadie nunca las pudiese ver. Se destrozaron las ciudades, los seres vivos se deintegraron, y se llevaron al odio con ellos; al causante del fin. La desaparición de la humanidad se hizo realidad. En concreto, por muy extraño que suene, la desaparición de la existencia. La decadencia había sido palpable durante años, pero el miedo la dejó avanzar y arrasar con todo. Ya no había luz, ni tampoco calor. Todo era oscuro y frío, siendo "todo" igual a "nada". La tierra se volvió estéril, y la raza humana desapareció para siempre. El detonante fue el odio. El odio entre países, culturas, religiones y personas. Pero, ¿acaso no procedía este odio de la más simple ignorancia?

Nos encontramos aquí, en el principio del fin.
                                                                                                                    Inma*

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