jueves, 30 de diciembre de 2010

Revenge is sweeter

Notaba sus manos cálidas, sus dedos que apretaban mi cuerpo. Yo continuaba fumando, aparentemente indiferente, pero a la vez sentía un gran placer. Y no precisamente por aquel momento. Podía verle, lo veía a través de aquel que me tocaba, podía ver su cara, lo veía sufrir, casi sentía caer sus lágrimas y cómo se ahogaba en cada suspiro. Esa visión me permitía continuar fingiendo con mi compañero, y hacerle creer que cada jadeo lo producía él.
Y no, no era cruel, ¡no lo era! ¿Por qué tenía yo que ser la mala? Ese sufrimiento no era nada comparado con el que él me había hecho sentir a mí, y sí, disfrutaba con ello.
Acabé el cigarrillo e incrementé el ritmo según pensaba en esto. Ya no me dolía el pecho cuando pensaba en él, ni tampoco me enfurecía; no lo odiaba, tampoco le quería, sólo podía serle indiferente. Gracias a él ya no sentía nada, mi corazón era estéril y se encontraba vacío. Si por ahí se me calificaba de "femme fatale" me daba igual. Lo único que ahora hacía era buscar mi propia felicidad, o al menos un falso bienestar con el que poder joderle todavía más. Lo que más siento es que no puedas verme, pensé, esbozando una amarga e imperceptible sonrisa.

                                                                                                           Inma *

1 comentario:

Fill my blog with your smiles :)